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¿POR QUÉ DESDE GRUPOS CHAVISTAS HASTA CISMÁTICOS RECLAMAN COMO MARCA LA PALABRA «CATÓLICA»?

NACIONALISTA CATÓLICO ARGENTINO:
 CUIDADO CON LOS QUE SE AUTOPROCLAMAN 
SER LOS "VERDADEROS" CATÓLICOS. 
LA IGLESIA ES UNA SOLA. 
NO TE DEJES ENGAÑAR.


Un excelente artículo de Juan Cadarso y Pablo J. Ginés sobre los grupos, grupúsculos y sectas que reclaman el prestigio de la marca «católica», incluso imitando el lenguaje, los símbolos y las vestimentas de la Iglesia de Roma.

De Juan Cadarso-Pablo J. Ginés
ReligionenLibertad.com

«Cristiano es mi nombre y católico mi apellido», escribió San Paciano de Barcelona en el 375 d.C. Desde entonces son muchos los grupos, grupúsculos y sectas que han reclamado el prestigio de la marca «católica», incluso imitando el lenguaje, los símbolos y las vestimentas de la Iglesia de Roma. Un ejemplo rotundo: en la web de Archidiócesis de Santa Fe (EEUU) ofrecen una lista de 12 iglesias en la zona que dicen ser «católicas» y no lo son («Lista de iglesias cismáticas locales», se llama).

Un caso moderno y paradigmático de escisión que reclama la marca «católica» es el de Enmanuel Milingo, quien fuera arzobispo de Lusaka (Zambia) de 1969 a 1983. Excomulgado en 2001 y reducido por Roma al estado laical, decidió organizar su propia iglesia anticelibato en África, donde espera conseguir clero afín, y en 2010 era nombrado «patriarca para África meridional» de la «Iglesia Católica Apostólica Ecuménica de la Paz». Él mismo ordenó a cuatro obispos, que previamente habían sido ordenados en una confusa sopa de siglas eclesiales.

Por ejemplo, ordenó a George A. Stallings, un cura de Washington que en 1989 dejó la Iglesia Católica para fundar su propia «Congregación Afroamericana Católica» y que decía ser obispo desde 1990. Milingo también ordenó a Peter Paul Brennan, que previamente ya decía ser obispo de una tal «Iglesia Ortodoxa Africana» y de la «Diócesis Católica Ecuménica de las Américas«; a Patrick E. Trujillo, arzobispo de la «Antigua Iglesia Católica en América»; y a Joseph J. Gouthro, obispo presidente de la «Iglesia Católica Apostólica Internacional».

Si Milingo ilustra un caso moderno, uno más clásico es el de la escisión de los veterocatólicos, que se separaron de Roma cuando se aprobó el dogma de la infalibilidad del Papa en 1870. Entre ellos había obispos católicos que más adelante ordenarían de forma válida (pero ilícita) a numerosos sacerdotes con poder para confesar, consagrar o realizar matrimonios.

Una de sus escisiones más extravagantes fue la Iglesia Católica de los Mariavitas, fundada en 1906 en Polonia por dos curas excomulgados y una religiosa franciscana. Los mariavitas promovían uniones entre sacerdotes y religiosas, que llamaban «matrimonios místicos», lo que provocó su ruptura en 1924 con la Conferencia Episcopal veterocatólica. Se denominan «mariavitas» para declararse muy devotos de la Virgen, y hoy ordenan sacerdotisas y mujeres obispas. Otro gran grupo de veterocatólicos se agrupa en la «Iglesia Católica Liberal», fundada en 1918 en Inglaterra. Mezclan elementos católicos y protestantes, evitan definir doctrinas para exaltar la «libertad de pensamiento y credo», no fomentan la confesión y aceptan el clero casado.

Quizá el primer caso de cisma «étnico» se dio en la Iglesia Católica Apostólica Mexicana, fundada en 1861 por curas mexicanos que buscaban emanciparse del clero «español». Su actual «obispo primado» reclama el título de «excelencia reverendísima» y busca atraer fieles en su santuario de la «Santísima Hostia Sangrante».

Las razones para separarse de Roma son de lo más diverso. En 1957 el arzobispo brasileño Carlos Duarte decidió crear la Iglesia Católica Apostólica Brasileña acusando de «colaboracionista» la relación entre la Santa Sede y los totalitarismos europeos. Con filiales en varios países, su clero (que puede casarse, por supuesto) viste de civil durante los actos litúrgicos. En Brasil declara tener unos 500.000 fieles.

La política también puede ser la causa para formar una nueva iglesia. Los principios «bolivarianos» y el objetivo cristiano de ayudar a los pobres fueron la excusa para crear en 2008 la Iglesia Católica Reformada de Venezuela, obra de un grupo de (ex) sacerdotes católicos, luteranos y anglicanos: predican los valores del socialismo de Chávez con un barniz de evangelio. Usan la liturgia anglicana, han creado su propia «orden franciscana de los pobres» (poco original: con hábito marrón y cordón a la cintura) y es declaradamente «progre»: aceptan las prácticas homosexuales, el divorcio y, por supuesto, el clero casado.

En Hispanoamérica abundan los grupos que pretenden ser «anglo-católicos», aunque sin relación real con Canterbury ni con la Comunión Anglicana. Algunos dicen ser muy cercanos a Benedicto XVI como la llamada «Iglesia Anglo-católica Autónoma«; otros lo ignoran, como la «Iglesia Anglocatólica Sínodo Unido». La «Iglesia Católica Anglicana«, presente en Estados Unidos y Canadá, se creó en 1978 de la mano de un grupo de anglicanos contrarios a la ordenación de mujeres que se estaba dando en el anglicanismo. Lo curioso de todos estos grupos que se declaran «anglocatólicos» es que no quieren ser tan católicos como para entrar en uno de los ordinariatos que el Papa ha creado para quien quiera ser católico con elementos de herencia anglicana. El único grupo «anglo-católico» real que usa la marca «católica» en su nombre y se plantea entrar en un ordinariato del Papa es la Iglesia Católica Anglo-Luterana, con 18 parroquias en Estados Unidos.

Curiosa es la «Iglesia Santa Católica Apostólica de Rito Tridentino«, que en Hispanoamérica dice ser tridentina pero sin latín, ni canon en voz baja, ni liturgia hacia Oriente. Y ha habido varios intentos de inventar iglesias «católicas celtas». La «Iglesia Católica Celta», con más éxito, que insistía en ser «católica, pero no romana, porque los romanos nunca conquistaron a los celtas», y, por supuesto, sin aceptar al Papa, nació en 1974 en EEUU y llegó a tener 5 grupitos: en California, Washington y Honolulu (sitios muy célticos, como se ve). Tiene la web sin actualizar desde 2006.

Mucho más viva y seria es la Iglesia Católica Nórdica, que nació en 1999 cuando unos  clérigos luteranos de Noruega, muy cercanos al catolicismo y también a la ortodoxia, fundaron esta iglesia huyendo de la deriva liberal de la Iglesia luterana nacional de Noruega. Fueron acogidos por la Iglesia Católica Nacional Polaca (que está en Estados Unidos, la fundaron emigrantes polacos descontentos en 1897) y mantienen parroquias en cinco ciudades noruegas. Puesto que sus padrinos polaco-americanos (apenas unos 10.000 fieles en EEUU) están en negociaciones con Roma, quizá estos noruegos encuentren con el tiempo un sitio en la sede de Pedro, pero el reciente desprestigio del catolicismo en Noruega a raíz del mal papel de algún obispo en los casos de abusos lo dificulta.

El caso más conocido en España es la Iglesia Católica Palmariana, en el famoso Palmar de Troya. Clemente Domínguez, un corredor de seguros sevillano, fue su fundador y autonombrado Papa (Gregorio XVII»). Aseguraba que la Virgen le había encomendado librar a la Iglesia Católica de la herejía y del comunismo. Contrarios al Concilio Vaticano II, los «palmarianos», hoy unos pocos cientos, rezan su propio credo y veneran como santos a Francisco Franco y Cristóbal Colón.

Por último, no hay duda de que la más importante de todas las comunidades de catolicidad cuestionable es la Asociación Patriótica Católica China, con unos 6 millones de fieles: en teoría aceptan la moral y liturgia católicas y el Magisterio del Papa, pero bajo la tutela del Partido Comunista Chino, en la práctica dependen de los funcionarios de Pekín y no de Roma. Los católicos de todo el mundo esperan que el día en que haya libertad religiosa en China, casi todos sus obispos y fieles entren en plena comunión con Roma.

Muchos reclaman la marca «católica», pero desde que Cristo dijo a Pedro «apacienta mis corderos», la Sede de Pedro ha sido el criterio de unidad bajo esa palabra.

¿Por qué desde grupos chavistas hasta cismáticos reclaman como marca la palabra «católica»? | Razones para Creer