(3/6)La virtud de la estudiosidad (Padre Jorge Luis Hidalgo)


3. Condiciones de la estudiosidad


Existen condiciones para que pueda darse en nosotros la virtud de la estudiosidad. De otro modo, jamás forjaremos en nosotros la virtud. Genéricamente, podemos decir que necesitamos vehemencia, arduidad y disponibilidad, condiciones que se necesitan para alcanzar cualquier virtud moral.

Específicamente, necesitamos:
  • Una zona de silencio, por la cual nos dediquemos al ocio contemplativo. Por esto es que hay que evitar los ruidos mientras uno estudia y lee, para que el acto de intelección sea más profundo.

  • El recogimiento, por el cual debemos apartarnos de la disipación, la falsa afabilidad, el chismorreo, las últimas noticias y el activismo.

  • La soledad, que es el evitar las malas compañías, ya sean materiales o espirituales.

  • El ordenamiento de nuestras propias pasiones, porque los sentimientos desordenados impiden que la inteligencia capte la verdad de las cosas tal cual son. “El que no vive como piensa termina pensando como vive”, como dice el refrán. Quien vive desordenadamente intenta justificar teóricamente sus comportamientos prácticos. ¿Por qué hoy hay tantos teólogos que justifican la homosexualidad, por ejemplo? ¿No será porque quieren convencerse a sí mismos que lo que ellos hacen está bien?

  • La necesidad de alcanzar las virtudes morales. Todas las virtudes se requieren: la paciencia, la perseverancia, la mortificación, etc. Entre ellas, la humildad se destaca. No lo sabemos todo. Debemos recurrir a quienes saben más que nosotros. Debemos estar abiertos al realismo. El mundo no comienza con nosotros, como los filósofos idealistas pensaban orgullosamente de sí mismos.

  • La importancia de tener espíritu sobrenatural, para saber que la sabiduría desciende de lo alto, para recurrir a la oración en nuestras dificultades, para referir todos nuestros saberes a Dios como Fin último de nuestra existencia.