(Ataque peronista a la Iglesia Santa Rosa de Lima - CABA - 2019)
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"Nuestro Dios en la tierra es Perón"
Para Eva, sin embargo, el peronismo fue una religión de la que se declaró la más fanática devota.
Este elemento religioso cumplía en la prédica de Evita una función evidentemente política:
Hacia 1950, Evita ya había instituido el culto al líder y había transformado su amor por Perón y por su causa en un elemento ideológico que debía ser incorporado a lo que todo peronista tenía la obligación de sentir y practicar.
Se trataba de una concepción religiosa de la política en la que no faltaría una visión maniquea de la realidad, donde la "oligarquía" ocupaba el lugar del mal y el "espíritu oligárquico" expresaba la ambición, el egoísmo, el orgullo y la vanidad. Sería así coherente que votar a los adversarios del peronismo fuera considerado más que una disensión política, una ruptura de naturaleza religiosa:
De ese pecado no se redimirán jamás
Una circular del partido peronista femenino -que fue una creación personal de Evita- precisa criterios e instrucciones para enfrentar el conflicto, entre las que se establece que ser peronista no significa dejar de ser católico. Sin embargo, a renglón seguido irrumpe en el documento un principio harto elocuente:
Pero si alguna de nuestras dirigentes, como lo expresa el Señor Presidente, se siente más religiosa que peronista, y por ello no se encuentra en condiciones de cumplir perfectamente con Perón y el partido peronista femenino, les ofrece la oportunidad de que renuncien, porque "un dirigente peronista debe ser más peronista que otra cosa" (Págs. 25 y 26 del folleto del discurso del Gral. Perón del día 10-11-54).
Una declaración del bloque de diputados peronistas expresa este mismo sentido, donde la fe política se traducenosólo en las ideas, sino incluso en el mismo lenguaje: total identificación con la orientación del general Perón y su doctrina, cumplir fielmente las directivas del movimiento peronista en todas sus manifestaciones, mantener en su decir un solo lenguaje: el peronista, proclamar su fanatismo por Perón y su causa, como les enseñara Eva Perón, realizar su acción en todo momento y hasta dar la vida por Perón si fuera necesario. Estas consignas traducían con entera fidelidad el clima de irracionalidad vivido por alguno de los prosélitos de la nueva religión política:
Nuestro Dios en la tierra es Perón porque es el único hombre que nos ha hecho sentir su cercanía mejor que cualquier otro misionero hubiera podido hacerlo.
El reemplazo de Dios por la nueva divinidad se concreta en la fórmula del juramento que rubrica la declaración:
-¿Juráis por vuestro honor de peronistas responder en las circunstancias y en todos los momentos por la Doctrina de acuerdo a lo que siempre hemos afirmado: dar la vida por Perón?
-¡Sí, juro!
-Si así no lo hicieren, Perón y la Patria os lo demanden.