REINO DE LA VERDAD

 


por Jean Ousset

¿Pero qué significa, pues, ―dar testimonio de la verdad‖, sino restablecerla? ¿Acaso no se dice del testigo veraz, en un proceso, que por su declaración ha restablecido la verdad?

Jesús, pues, ha nacido para esto. Y Su realeza consiste esencialmente en eso mismo: el restablecimiento de la Verdad. Restablecimiento tanto en el orden natural como en el orden sobrenatural. Su realeza es, por esencia, la realeza de la Verdad… Realeza universal de una enseñanza. Realeza universal de la doctrina católica.

Doctrina y enseñanza que tienen repercusiones sociales y políticas.

Todo esto está incluido en la explicación de Jesús a Pilato.

―Mi reino no es de este mundo. Y con ello Jesús se ha esforzado en tranquilizar al funcionario que tenía ante Sí. Conoce el miedo que invadió a Herodes cuando los Magos vinieron a preguntarle dónde había nacido el ―rey de los judíos. Herodes dedujo que muy pronto daría al traste con su corona. Y ello porque Herodes pensaba que la realeza de este ―rey de los judíos‖ no podría ser sino una realeza como la suya, una realeza ―de este mundo.

―Crudelis Herodes, Cruel Herodes, canta la Iglesia en la fiesta de la Epifanía, ―¿por qué temes el
advenimiento de un Dios Rey? No arrebata los tronos mortales Quien da el reino celestial.

Un temor semejante al de Herodes es el que Jesús ha expresado ante Pilato. No pudo, sin embargo,
ocultarle Su realeza. Así es en verdad: Porque es esto lo que Jesús ha expresado ante Pilato. No pudo, sin embargo, ocultarle Su realeza.

Y todo el que está con la Verdad, como Él mismo añadió, escucha Su voz. Como si dijéramos: quien ame la verdad, quien la busque realmente con generoso arrojo, con abandono de sí mismo, con una sumisión total del ―sujeto‖ al ―objeto‖, quien ―quiera la verdad con violencia‖, como decía Psichari, escucha la voz de Jesucristo o no tarda en oírla.