El enfrentamiento entre Perón y la Iglesia Católica resultó la lógica consecuencia del intento de establecer una Iglesia Nacional, un propósito nunca expuesto formalmente por Perón pero al que conduciría la dinámica de los elementos en juego, más exactamente, agregaríamos nosotros, de
La raíz totalitaria de la "comunidad organizada"
concebida por él.
Su trabajo parte de la caracterización del peronismo como un movimiento político religioso que pretendía imponer una nueva conciencia a través de una concepción propia diferenciada de la católica, al menos tal como era interpretada por la jerarquía eclesiástica. Este cristianismo de nuevo cuño vendría a reivindicar para sí el sentido prístino y original del Evangelio, lo que constituye, según el autor, un elemento común en los reformistas religiosos, y en los políticos, cuando éstos se han identificado con aquellos, como lo demuestra la utilización de los conceptos doctrina, apóstoles, mística, etc., a los que recurrió el justicialismo, y en alguna medida también el radicalismo yrigoyenista.
NACIONALISTA CATÓLICO:
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