La adversidad es un bien para el hombre
1. Bueno es que de vez en cuando tengamos que sufrir algunas tribulaciones y contratiempos, porque suelen hacer entrar al hombre en sí mismo, en cuanto le dan a conocer que se halla desterrado en este mundo y que no debe poner su esperanza en cosa alguna de la tierra.
2. Bueno es que experimentemos a veces contradicciones y hasta que se juzgue mal e injustamente de nosotros, aún cuando pensemos y obremos con rectitud. Esto contribuye de ordinario a hacernos humildes y nos preserva del riesgo de la vanagloria.
3. Porque cuando los hombres nos desprecian en lo exterior, hasta el punto de que no quieren darnos crédito, es cuando más diligentes nos mostramos en buscar a Dios para que sea nuestro testimonio en el interior de nuestra alma.
4. Por eso debería el hombre afianzarse de tal modo en Dios que no tuviera necesidad de recurrir a tantos consuelos humanos.
La aflicción nos hace sentir la necesidad de Dios
5. Cuando el hombre de buena voluntad se siente envuelto en la aflicción, o bien la tentación le acosa o se ve hostigado por malos pensamientos, entonces comprende cuánta necesidad tiene de Dios y se da cuenta de que sin Él nada bueno puede hacer.
6. Entonces se entristece y gime y suplica para verse libre de las miserias que padece.
7. Entonces le causa tedio la vida larga, y suspira porque venga la muerte para poder verse libre de las ataduras de este cuerpo y estar con Cristo.
8. Entonces comprende también que en este mundo no puede darse la perfecta seguridad, ni La Paz cumplida.