EL PERONISMO COMO NEOCRISTIANISMO (Parte 7): ¿ÁNGEL O DEMONIO?

 

¿ÁNGEL O DEMONIO?


¿Estaría verdaderamente arrepentido Perón de su enfrentamiento con la Iglesia Católica? Los amargos resultados quizá hayan decantado en los largos años de su exilio una actitud más serena y reflexiva que la de los momentos  calientes del conflicto. Resulta ilustrativo el testimonio del editor español José Manuael Lara, quien refiere que el propio Perón le habría expresado que se encontraba arrepentido de su enfrentamiento con la Iglesia. Sin embargo, en una personalidad tan peculiar y ambigua como la de Perón, resulta dificultoso conocer hasta qué punto esta afirmación revelaba una convicción verdaderamente profunda y definitiva. ¿Ángel o demonio?

El conflicto dejó evidentemente profundas huellas difíciles de borrar en las conciencias cristianas, especialmente en los fieles laicos. El sacerdote Manuel Moledo, conocido asesor espiritual de toda una generación de la dirigencia institucional católica, relata un hecho que permite valorar la sensibilidad de al menos una parte de los fieles ante la figura de Perón. A la muerte del dictador un pariente del sacerdote celebró el acontecimiento brindando con champagne. Esta actitud movió a Moledo -quien sufrió encarcelamiento durante la persecución religiosa- a hilvanar unas reflexiones que trasuntan el sentido cristiano del perdón. El mismo Moledo revela una actitud de arrepentimiento por parte de Perón al volver del exilio, coincidente con la expresión referida por el editor Lara:

"Cuando Perón regresó, antes de volver a ser Presidente de la República, le pidió una audiencia privada al Cardenal. Se arrodilló con las dos rodillas, y dijo: 'Perdón, Señor, perdón por todo'. Esto no se sabe, esto no se publicó nunca en los diarios"

De acuerdo con lo expresado, Perón murió en la Iglesia Católica, de plena conformidad con su conciencia y la ley divina. Perón albergaba, según se ha podido constatar a través de lo reseñado, un cristianismo de "esencias" y no de "formas", según su peculiar concepción de la fe y la moral, reducido en los hechos a un vago humanismo absolutamente pragmático y dotado de unos contenidos que recogen algunas formas institucionales del catolicismo junto con un profundo sentimiento regalista. Podría decirse que su catolicismo era más bien cultural.