Para reducir el número de nacimientos Malthus solo aprobaba la continencia. Quienes no pudieran permitirse tener hijos, debían de aplazar el matrimonio o no casarse nunca. En todo caso la conducta prematrimonial debía de ser estrictamente moral. Malthus condenaba radicalmente la prostitución, aunque reconocía que podía reducir el número de nacimientos. También censuró, como inmoral, el uso de medios anticonceptivos dentro de las relaciones matrimoniales, ya que todos estos elementos contribuían a fomentar el vício que erosionaba las buenas costumbres de una sociedad.
“Desde luego, siempre condenaré muy especialmente el empleo de cualquier modo artificial e innatural de frenar el aumento de la población, tanto en su inmoralidad como por su tendencia a privar a la industria de un estímulo necesario. Si fuera posible que cada pareja casada limitase a voluntad el número de hijos, habría razón para temer que aumentase muchísimo la indolencia de la raza humana y que ni la población de cada país ni la Tierra entera adquiriesen jamás su desarrollo natural y adecuado”. Thomas Malthus.