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Escocia sigue ganando fichas como uno de los países más progresistas y delirantes de Europa. En enero, la ciudad de Edimburgo, capital del país británico, anunció la decisión de prohibir totalmente las carnes en las dependencias del Estado, que incluye oficinas gubernamentales, escuelas públicas, hospitales públicos y residencias de ancianos.
De esta manera, la ciudad adoptó el “pacto basado en plantas”, que propone evitar que los firmantes promuevan el consumo de carnes y que las empresas que lo introducen implementen menús 100% veganos.
El año pasado, el pacto empezó a ser adoptado por gobiernos. Hay 20 en total que ya lo hicieron, incluido Los Ángeles en Estados Unidos y el ayuntamiento de Haywards Heath en West Sussex, pero ahora Edimburgo se convirtió en la primera gran ciudad de Europa que lo hace.
La decisión se tomó pocos días antes de Burns Night, un festival que se celebra anualmente en Escocia alrededor del 25 de enero, que conmemora la vida del bardo (poeta) Robert Burns, quien nació el 25 de enero de 1759.
Esta celebración tiene como pieza central el haggis, un plato que generalmente se cocina con el hígado, los pulmones, el corazón y el estómago de una oveja. Debido a esto, por primera vez en siglos, no se sirvió el haggis en instituciones públicas el pasado miércoles 25 de enero.
El gobierno de la ciudad de Edimburgo, a cargo del partido de izquierda Scottish Liberal Democrats, justificó la decisión para “promover el veganismo” y para “reducir la cantidad de gases de efecto invernadero“.
“En general, la ciencia es clara: el consumo de carne y lácteos debe disminuir para alcanzar los objetivos climáticos”, afirmó el consejo de la ciudad.
La decisión fue ampliamente repudiada por la población. La Scottish Countryside Alliance condenó la acción como “anti-agricultura” y advirtió que este es un primer paso al “plan final del gobierno” para cerrar los mataderos en la región de Edimburgo.
El director Jake Swindells de la alianza denunció que el gobierno estaba “compartiendo información falsa sobre la cría de ganado“, y que esto llevará a fuertes caídas en las ventas. “En el largo plazo, esto dañará fuertemente a los matadores de Edimburgo. Cerrarán muchas empresas, se perderá empleo, subirán los precios de la carne para quienes quieran comprarla“, aseguró.