VIOLENTA ENSALADA IDEOLÓGICA
Dos aspectos llamaron la atención de los periodistas que cubrieron la toma de la pequeña ciudad de La Calera, en 1970. Por un lado, que "los participantes son jóvenes de buena posición", como tituló La Voz del Interior. "Todos los detenidos son estudiantes, pertenecen a conocidas familias y ostentan un expectable nivel de educación", señaló el diario. Por otro lado, la extraña ideología de los atacantes: La Voz del Interior informó que el material escrito incautado por la Policía en los domicilios allanados era tan heterogéneo que los "presuntos integrantes" del comando montonero "tendrían que tener orientaciones ideológicas muy dispares". Y citó el caso del domicilio de Cecilio Salguero y su esposa, donde fueron encontrados muchos libros y folletines "de tendencia guevarista" junto con "material de ideología peronista. Tenemos entonces el fenómeno de derecha e izquierda juntos". Lo mismo ocurrió en la vivienda de otros guerrilleros. Además, ese diario consignó que la Policía habría establecido que algunos detenidos, como Luis Losada y José Fierro, "desde muy jóvenes han militado en las filas del nacionalismo. Es decir, la "extrema derecha argentina".
Vélez cuenta que en el Grupo Córdoba, que luego sería uno de los fundadores de Montoneros, "participamos al comienzo Emilio Maza, el cura Alberto Fulgencio Rojas, Héctor Araujo y yo": todos ellos se conocieron en el Liceo Militar General Paz: Maza, Vélez y Araujo se hicieron amigos "cursando los últimos años del Liceo", donde Rojas era el capellán y, al igual que su antecesor, el padre Carlos Fugante, pertenecía a los sectores reformistas de la Iglesia. "éramos -dice Vélez- un grupo reducido de amigos, muy horizontal, que compartía las inquietudes del compromiso cristiano y avanzaba con lentitud hacia mayores definiciones políticas que hoy podríamos llamar nacionalismo popular antiimperialista". Rojas instruía a estos cadetes en filosofía e historia, animaba debates sobre la actualidad y organizaba tareas de asistencia social en los barrios pobres de la capital cordobesa.
Maza ya se perfilaba como el líder de esos cadetes comprometidos con lo que pasaba a su alrededor. "'El Gordo' era muy alegre y positivo, irónico, muy inteligente y muy serio en los debates. No era sólo un hombre de acción: sabía muchísimo de historia y lo complejizaba todo, lo discutía todo", describe su amigo Vélez. Maza terminó el Liceo en 1961 y al año siguiente comenzó medicina en la Universidad Nacional de Córdoba, que, en una época donde la educación superior estaba muy concentrada, era un poderoso imán para muchos jóvenes del interior y de países vecinos. Y comenzó a militar en el Integralismo, una agrupación católica cordobesa fundada luego del golpe contra Perón, que había girado de su conservadurismo inicial a una posición que se definía nacional, popular y humanista. Un socialcristianismo cada vez más identificado con el peronismo, que se oponía al radicalismo y a las izquierdas, y que en los sesenta ganaba en casi todas las facultades del país. Un fenómeno estrictamente cordobés.
Vélez cuenta que en el Grupo Córdoba, que luego sería uno de los fundadores de Montoneros, "participamos al comienzo Emilio Maza, el cura Alberto Fulgencio Rojas, Héctor Araujo y yo": todos ellos se conocieron en el Liceo Militar General Paz: Maza, Vélez y Araujo se hicieron amigos "cursando los últimos años del Liceo", donde Rojas era el capellán y, al igual que su antecesor, el padre Carlos Fugante, pertenecía a los sectores reformistas de la Iglesia. "éramos -dice Vélez- un grupo reducido de amigos, muy horizontal, que compartía las inquietudes del compromiso cristiano y avanzaba con lentitud hacia mayores definiciones políticas que hoy podríamos llamar nacionalismo popular antiimperialista". Rojas instruía a estos cadetes en filosofía e historia, animaba debates sobre la actualidad y organizaba tareas de asistencia social en los barrios pobres de la capital cordobesa.
Maza ya se perfilaba como el líder de esos cadetes comprometidos con lo que pasaba a su alrededor. "'El Gordo' era muy alegre y positivo, irónico, muy inteligente y muy serio en los debates. No era sólo un hombre de acción: sabía muchísimo de historia y lo complejizaba todo, lo discutía todo", describe su amigo Vélez. Maza terminó el Liceo en 1961 y al año siguiente comenzó medicina en la Universidad Nacional de Córdoba, que, en una época donde la educación superior estaba muy concentrada, era un poderoso imán para muchos jóvenes del interior y de países vecinos. Y comenzó a militar en el Integralismo, una agrupación católica cordobesa fundada luego del golpe contra Perón, que había girado de su conservadurismo inicial a una posición que se definía nacional, popular y humanista. Un socialcristianismo cada vez más identificado con el peronismo, que se oponía al radicalismo y a las izquierdas, y que en los sesenta ganaba en casi todas las facultades del país. Un fenómeno estrictamente cordobés.