CRISTO REY, AUTOR Y FIN DE LA CREACIÓN


por Jean Ousset

 ―En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Él estada en el principio en Dios.

 Todas las cosas han sido hechos por Él y nada de lo que existe ha sido hecho sin Él.

Pero si es principio del universo, el Verbo es también su Fin.

―Nada tiene esto de extraño, escribe Dom Delatte. La primera causa eficiente es también la última causa final; la armonía de las cosas quiere que el Alfa sea el Omega, principio y fin, y que todo se termine y vuelva finalmente a su primer principio. ¿Cómo no había de ser el heredero y el término de los siglos Aquél por quien los siglos comenzaron?

Ya desde el segundo versículo de su Epístola a los Hebreos, San Pablo lo enseña vigorosamente. 

―Los términos son de una rigurosa precisión; nunca se ha hablado de este modo: es el mismo Hijo de Dios quien ha hecho los siglos y en quien los siglos terminan como en el heredero de su obra común: en verdad han trabajado, y trabajan, para Él…

―y que todas las cosas se acaben en Él, que en Él encuentren su término y su consumación, proviene de que el Padre le ha instituido heredero de todas las personas y cosas. Filiación y herencia van juntas: la una es consecuencia de la otra. Pero esta concepción de la herencia no quiere tan sólo decir que las almas y los pueblos son suyos; significa igualmente que toda la historia se orienta hacia Él, que es el término de la creación, pero también de la historia, que los sucesos se encaminan hacia Él, que es el heredero del largo esfuerzo de los siglos, y que todos han trabajado para Él.

―¿Acaso Sócrates, Platón y Aristóteles no han pensado para Él? ¿Es que la Iglesia no ha venido, a su hora, para recoger como bien suyo, como una riqueza preparada por Dios para ella, todo el fruto de la inteligencia antigua? ¿Para quién sino para la Iglesia, han hablado la ley y los profetas, la religión judía se ha desarrollado, las escuelas socráticas han discutido, los judíos han sido puestos en contacto sucesivamente con todas las grandes monarquías, el Imperio Romano adquirió su poderosa estructura?

―El Señor es el heredero de todo, a Él, primero en el pensamiento de Dios, se han ordenado todas las obras de Dios.

Por tanto, Jesucristo es Rey.

―No hay –escribe Monseñor Pie— ni un profeta, ni un evangelista, ni uno de los apóstoles que no le asegure su cualidad y sus atribuciones de rey.

―Un niño nos ha nacido y un hijo nos ha sido dado‖, escribe Isaías en su visión profética. 

―El imperio ha sido asentado sobre sus hombros…‖ Daniel es aún más explícito: 

―Yo miraba en las visiones de la noche y he aquí que, sobre las nubes, vino como un Hijo de hombre, gloria y reinado, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su dominación es una dominación eterna que no acabará nunca y su reinado no será nunca destruido…

Pero en este sentido podría invocarse toda la Sagrada Escritura y la Tradición toda. La unanimidad es absoluta.

―Príncipe de los reyes de la tierra‖ le llama San Juan en el Apocalipsis, y sobre sus vestiduras como sobre Él mismo, pudo leer el Apóstol: ―Rey de los reyes y Señor de los señores‖ (Ap. XIX-16).