1.b. En la Argentina
La Argentina es categorizada en el año 2014 como “Socio Estratégico Integral” de la República Popular China, categoría de asociación que Beijing otorga a los Estados de poder medio del sistema internacional.
El status de socio estratégico integral que ha otorgado China a la Argentina es uno de los más importantes dentro de su esquema de alianzas internacionales. De ello se infiere que China reconoce a nuestro país un status que otorga a estados de poder medio.
El carácter de estratégico de la asociación implica la voluntad de trabajar conjuntamente, tanto en cuestiones referidas al crecimiento económico como en asuntos internacionales. A su vez, la condición de integral significa la inclusión de los aspectos políticos, económicos, culturales, tecnológicos y militares.
“De los casi ochenta Acuerdos suscriptos en la última etapa del gobierno kk, veinte lo fueron por el Ministerio de Planificación Federal, trece por la Cancillería, trece por Agricultura y ocho por el Ministerio de Economía.
Las iniciativas impulsadas por la administración Fernández de Kirchner en su último año de mandato no son parte de un acuerdo consensuado entre nuestra dirigencia política ni empresaria y responden a la estrategia largoplacista de la diplomacia china, la que no encuentra resistencia para expandir su presencia en el país.
Los acuerdos establecen una fuerte atomización institucional y sectorial (a través de múltiples suborganismos y comisiones en el ámbito de la Administración Pública Nacional) que contrastan frente a una alta concentración del poder decisorio chino liderado por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma china (CNDR), máximo órgano de planificación económica.
En este contexto, los organismos e instituciones que integran las Sub-Comisiones sectoriales de los países latinoamericanos carecen de una visión integral de la creciente inserción institucional china en cada país y limitan el poder negociador del país en cada una de las subáreas. De allí que lo primero que se advierte es la necesidad de efectuar un análisis integral del mismo para evaluar su continuidad o eventual redireccionamiento”.
“En síntesis: China multilateraliza su poder financiero con la región, desplazando organismos regionales; mientras que bilateraliza su apoyo categorizando el nivel de respaldo de cada país a su estrategia” (4).
“En términos políticos el ejemplo demostración que conlleva el éxito del modelo de desarrollo chino, alejado de las recetas basadas en libertades individuales, participación en la esfera pública, división de poderes, respeto de los derechos humanos y estilo de vida occidental, implica la irrupción de un nuevo paradigma político.
En materia de seguridad y defensa, la presencia china (y también rusa), con una nueva oferta de material bélico a bajo costo y sin condicionamientos políticos, así como de formación de cuadros bajo nuevas concepciones, debilita la posición estadounidense (que ha predominado históricamente en la región) (4).
Como puede colegirse de la lectura de los últimos párrafos -tomados de un sesudo documento del CARI- de investigadores argentinos de primer nivel que si bien localizan la “irrupción de un nuevo paradigma político” y el riesgo estratégico militar por la “formación de cuadros bajo nuevas concepciones”, llamativamente no los relaciona con el proceso de las “guerras de séptima generación” que desarrollan las insurgencias revolucionarias iberoamericanas -vividas a lo largo del 2020 y en acto en May 21 en Colombia- ni tampoco con la maniobra geopolítica china sobre la “anilla externa del rimland”, en la que vivimos –que describen en detalle- pero desde una óptica meramente administrativa.
Nuestras dirigencias carecen de elementales conocimientos básicos de Polemología y Estrategia Contemporánea. Por esa razón no distinguen entre “adversario” y “enemigo”, o entre “socio” y “aliado”. Y nuestro enemigo lo sabe. Por ello opera de modo sigiloso y encubierto . Será el tema a desarrollar en el próximo punto.
Para dimensionar la citada “confusión” dirigencial -consideremos como ejemplo- el discurso político que propone como salida de nuestra crisis-decadencia a la “unidad” de todos los argentinos. ¿Es posible la unidad de fines -que es la verdadera unidad- con un conciudadano enemigo -dogmático y fanático- que pretende el “partido único” y apoya al terrorismo del Hamas en Medio Oriente?
Dicha propuesta nos llevaría a la subordinación total de los hombres libres al totalitarismo revolucionario en nombre del diálogo y de la Paz. Es una irracionalidad total. ¿Ignorancia, cobardía o simulación?
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