Es la segunda vez en la historia que la ONU suspende a uno de sus miembros de este Consejo, la primera siendo Libia en 2011 luego de que el por entonces dictador Muamar Gadafi lanzara una ola de represión contra su propia población durante la Primavera Árabe.
En el caso de Rusia, Estados Unidos presentó informes de “violaciones y abusos graves y sistemáticos de los derechos humanos” en Ucrania, en el contexto de la invasión que inició el gobierno ruso.
“Bucha y docenas de otras ciudades y pueblos ucranianos, donde miles de residentes pacíficos han sido asesinados, torturados, violados, secuestrados y robados por el ejército ruso, sirven como ejemplo de cuán lejos ha ido la Federación Rusa desde sus declaraciones iniciales en el dominio de los derechos humanos. Por eso este caso es único y la respuesta de hoy es obvia y se explica por sí misma”, dijo Sergiy Kyslytsya, embajador de Ucrania.
Por su parte, Gennady Kuzmin, embajador adjunto de Rusia ante la ONU, en declaraciones antes de la votación, pidió a los países que “voten en contra del intento de los países occidentales y sus aliados de destruir la arquitectura de derechos humanos existente”.
Si bien es válida la discusión iniciada por Estados Unidos que un país que comete violaciones a los derechos humanos no debe ser miembro activo de un organismo que vela por cuidar los derechos humanos en el mundo, la hipocresía del voto es insólita.
Mientras la evidencia de las violaciones de derechos humanos de Rusia en Ucrania no es tan sólida como se presenta, y por lo menos es exagerada, otros países miembro como China, Cuba o Venezuela violan sistemáticamente los derechos humanos hace décadas, con enorme evidencia bien documentada, pero nunca se votó para expulsarlos.
China actualmente tiene campos de exterminio en la provincia de Xinjiang donde está cometiendo un genocidio de musulmanes de etnia uigur. Esto no es especulación, hay videos, testimonios en primera persona y hasta una admisión del propio régimen comunista que asegura que solamente son “campos de reeducación y esterilización”.
Por su parte, Cuba, al igual que China, persigue, encierra, tortura y luego asesina a disidentes políticos hace más de 60 años, claras violaciones a los derechos humanos que han llevado a un éxodo masivo de cubanos que se escapan a Estados Unidos u a otros países de la región.
Todo esto está documentado en informes que se han presentado en la ONU incontables veces, además de testimonios de los propios cubanos que se escapan e incluso que están dentro de la isla. La Derecha Diario hizo hace algunos meses un podcast donde le dimos micrófono a decenas de cubanos que desde la isla contaron las horroríficas experiencias y violaciones de derechos humanos que han vivido.
El caso de Venezuela no es necesario ni de explicar. Cualquier persona que esté al tanto de los acontecimientos en el país que cayó en garras del chavismo dos décadas atrás sabe muy bien que tanto Hugo Chávez como hoy Nicolás Maduro han establecido un régimen autoritario que asesina disidentes sin mayores preocupaciones.
El Consejo de los Derechos Humanos de la ONU es una parodio de lo que alguna vez intentó ser. Además de China, Cuba y Venezuela actualmente son miembros Pakistán, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, países islámicos donde rige la Ley Sharia y los derechos humanos de las mujeres son sistemáticamente atropellados.
También es miembro Bolivia, país sudamericano que actualmente tiene un gobierno que encarcela opositores arbitrariamente, y los tortura en la cárcel. El caso más paradigmático es el de la ex presidente Jeanine Añez, quien se encuentra arrestada sin causa en una celda donde se la mantiene desnutrida y sin su medicación.
Otro miembro es México, país donde el gobierno tiene una simbiosis con el narcotráfico y avala asesinatos de disidentes y periodistas casi todas las semanas. La violencia y la violación de derechos humanos en México está a la orden del día, y en muchos casos el Estado es parte.
Si uno celebra la expulsión de Rusia, debe tener la rectitud moral de también reclamar por la suspensión de todos los países donde se violan sistemáticamente los derechos humanos, algo en lo que hoy la ONU falla estrepitosamente.