Este es el texto completo de la carta llevada a la China Popular en 1965, por una delegación de la Juventud Peronista, integrada entre otros por Jorge Rulli, Gustavo Rearte, Cacho El Kadri y Carlos Caride.
Madrid, 15 de julio de 1965
Al Sr. Presidente Mao Tsetung
Mi querido Presidente y amigo:
Desde este difícil exilio, aprovecho la magnífica oportunidad que brinda el viaje de los jóvenes dirigentes peronistas del MRP, gentilmente invitados por Uds., para hacerle llegar junto con mi saludo más fraternal y amistoso, las expresiones de nuestra admiración hacia Ud., su Gobierno y su Partido; que han sabido llevar a la Nación China el logro de tantas e importantes victorias, que ya el mundo capitalista ha comenzado por reconocer y aceptar.
Su pensamiento y su palabra de Maestro Revolucionario, han calado hondo en el alma de los pueblos que luchan por liberarse –nosotros entre ellos– que nos debatimos, en estos últimos diez años, en marchas y contramarchas propias del proceso de un pueblo, que va preparando las condiciones más favorables para la lucha final. El Imperialismo Norteamericano y sus aliados permanentes –entre ellos ahora, los actuales dirigentes soviéticos– se equivocan cuando piensan que con el engaño de una falsa coexistencia pacífica podrán detener la marcha de estos pueblos sedientos de justicia en pos de su liberación.
El ejemplo de China Popular, hoy base inconmovible de la Revolución Mundial, permite a los hombres de las nuevas generaciones prepararse para la larga lucha con más claridad y firme determinación.
La acción nefasta del Imperialismo, con la complicidad de las clases traidoras, han impedido en 1955 que nosotros cumpliéramos la etapa de la Revolución Democrática a fin de preparar a la clase trabajadora para la plena y posterior realización de la Revolución Socialista. Pero, de la derrota de esa fecha, hemos recogido grandes ejemplos que nos permiten prepararnos con mucha más firmeza, para que nuestro pueblo pueda tomar el poder y así instaurar la era de gobierno de los oprimidos –la clase trabajadora– única capaz de realizar una política de paz y felicidad para nuestro pueblo. Nuestros objetivos son comunes, por eso me felicito de este contacto de nuestros luchadores con esa gran realidad que son ustedes.
En lo fundamental somos coincidentes, y así lo he expresado muchas veces ante nuestros compañeros, la clase trabajadora y peronista de Argentina. Quedan los aspectos naturales y propios de nuestros países, que hacen a sus condiciones socio-económicas, y que modifican en cierta forma la táctica de lucha.
Los compañeros portadores sabrán explicar de viva voz nuestros puntos de vista, y el gran deseo de que la más profunda y sincera de las amistades se consolide entre nosotros.
Reciba, querido Presidente, las seguridades de nuestros mejores sentimientos. Somos confiantes en el triunfo de la justicia y la verdad. Nada ni nadie podrá detener la hora de los pueblos.
Por el triunfo de nuestras comunes luchas, por el triunfo y la felicidad el Pueblo Chino; por la liberación de los pueblos oprimidos, con toda amistad.
Un gran abrazo, Juan Perón
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