Decir que todas las religiones son buenas es un absurdo palpable, una blasfemia contra Dios, un error funesto para el hombre
1. Un absurdo
Es cierto que en las diversas religiones hay algunas verdades admitidas por todos, como son: la existencia de Dios, la espiritualidad del alma, la vida futura con sus recompensas y castigos eternos. Mas ellas se contradicen en otros puntos fundamentales. El católico, por ejemplo, afirma que la Iglesia está encargada de explicarnos la palabra de Dios encerrada en la Biblia, mientras que el protestante declara que todo cristiano debe interpretar por sí mismo la palabra divina y forjarse una religión a su manera...
Podríamos citar indefinidamente las divergencias contradictorias de las diferentes religiones. Pero es evidente que dos cosas contradictorias no pueden ser verdaderas, porque la verdad es una, como Dios, y no se contradice. Si la Iglesia ha recibido de Jesucristo la misión de explicarnos la Biblia, no queda a la voluntad de cada cristiano el interpretarla a su manera... Es absurdo decir que el sí y el no pueden ser igualmente ciertos sobre el mismo punto. Más como lo que no es verdadero, no es bueno, porque la mentira y el error de nada sirven, debemos concluir que, no pudiendo todas las religiones ser verdaderas, no pueden ser todas buenas.
2. Una blasfemia contra Dios
Decir que todas las religiones son buenas, no es solamente contradecir el buen sentido, sino blasfemar contra Dios. Es tomar a Dios por un ser indiferente para la verdad y para el error. Se supone que Dios puede amar con igual amor al cristiano, que adora a su Hijo Jesucristo, que al mahometanos, que le insulta; - que debe aprobar al Papá, que condena la herejía, y a Lutero, a Calvino y a Enrique VIII, que se rebelan contra la Iglesia; - que bendice al católico, que adora a Jesucristo presente en la Eucaristía, y sonríe al calvinista, que se burla de ese misterio... Pero atribuir a Dios semejante conducta es negar sus divinos atributos; es decir que trata a la mentira como a la verdad, al mal como al bien, y que acepta con la misma complacencia el homenaje y el insulto... ¿No es esto una blasfemia estúpida?
3. Un error funesto para el hombre
Para llegar a la felicidad eterna debe el hombre seguir el camino que a ella le lleva; y sólo la religión verdadera es el camino que lleva al cielo. ¿ No es una gran desgracia errar el camino?... ¡ Y si al menos, llegados al término, se pudiera desandar lo andado !... Pero si uno se equivoca por su culpa, se ha perdido para toda la eternidad.
La indiferencia, al enseñar que se pueden seguir todas las religiones, propende a alejar al hombre de la verdadera religión, del único medio de alcanzar su meta. Es, por consiguiente, un error funesto.
P. A. Hillaire