HOY VIVIMOS LAS CONSECUENCIAS DE HABER EXPULSADO A DIOS DE LA SOCIEDAD...Y DE GRAN PARTE DEL NACIONALISMO ARGENTINO
Ahora bien, faltando la creencia en Dios, los gobernantes de los pueblos no tienen espíritu de justicia, se convierten en tiranos, y en el poder no buscan más que el medio de satisfacer las pasiones. -Los súbditos pierden el respeto a la autoridad, el espíritu de sumisión a las leyes, y no tienen más aspiración que el placer, ni más freno que el temor, ni más regla de conducta que la utilidad o el capricho. Una sociedad de ateos sería ingobernable.
Si no admitimos a Dios, no se conciben virtudes sociales, ni justicia, ni caridad, ni espíritu de sacrificio, ni patriotismo. Si la justicia no es impuesta por Dios, nadie la practicará.
-Dos comerciantes ajustan una cuenta: -¿Quiere usted un recibo? -Entre gente honrada no es merester: Dios nos ve, y esto basta. -¿Usted cree en Dios? -Yo sí, ¿y usted? -Yo no. -Entonces, deme usted pronto un recibo...
Para vivir en sociedad hay que consagrarse al bien general, a veces hasta el sacrificio de la propia vida.
Soldado obscuro, colocado como centinela en los puestos avanzados, y sorprendido por el enemigo, si doy la señal de alarma, caeré hecho pedazos; la conciencia me intima que dé la señal y muera. Si Dios ha de recompensar mi abnegación, yo acepto la muerte. Pero si Dios no existe, ¿puedo yo sacrificar mi vida, único bien que poseo, sin tener ninguna esperanza?... -Hay que morir por la Patria, se dice; pero, ¿qué me importa la Patria, si Dios no existe?...
Donde no existe la creencia en Dios, no solamente no hay virtudes sociales, sino que, por el contrario, se multiplican todos los crímenes, y los hombres no son más que animales salvajes que se devoran unos a otros.
-Pero objetaréis: ¿y la cárcel, y l policía?...De cada cien asesinatos apenas diez son descubiertos; un setenta y cinco por ciento de los crímenes queda oculto e impune. Si no hay un Dios a quien rendir cuentas, basta evitar la policía, o comprarla. Semejante sociedad sería bien pronto un matadero.
Todas las sociedades, desde el origen del mundo hasta ahora, han reposado sobre tres verdades fundamentales: la existencia de Dios, la del alma y la de la vida futura. Removed estas tres bases morales, y arrojaréis las sociedades al abismo de las revoluciones y las condenaréis a muerte.
Los horrores y las matanzas de la Revolución del 93 y de la Commune de París en 1871, no eran más que el ateísmo puesto en práctica. -El socialismo, que quiere destruir la sociedad hasta en sus cimientos, es el fruto natural del ateísmo: los mismos positivistas lo declaran en sus libros y revistas.
Por consiguiente, se necesita para fundamento, y fundamento estable, de las sociedades humanas un Dios todopoderoso, bueno, justo, criador de todas las cosas y gobernador del mundo material por medio de leyes físicas, y de los hombres por medio de leyes morales.
Todo descansa sobre esta base.
P. A. Hillaire