III.-
¿Por qué ese pensamiento político, condensado en libros y artículos
escritos hace ya muchos años tiene vigencia? Porque Meinvielle es un clásico
de la política, un renovador de la doctrina de los grandes pensadores de la
antigüedad y del Medioevo, en especial de Aristóteles y de Santo Tomás de
Aquino, un hombre que apunta a discernir los principios que rigen la vida
política y que tienen la misma permanencia que la naturaleza del hombre y de
la sociedad.
Como destaca Monseñor Derisi, en el homenaje ya citado, “sabía llegar
con rapidez y perspicacia al punto esencial de las cuestiones… su inteligencia
era a la vez clara, brillante y de honda penetración”. Supo, con apoyo en la
mejor tradición, “dar respuesta crítica a los problemas suscitados en cada
momento de la historia de nuestro tiempo”.
Es muy importante no olvidar todo esto en estos días, en los cuales el
“complejo de descubridor” tiene tantos adeptos, y crece la amnesia respecto de
la historia. en círculos aparentemente muy próximos.
Hace ya bastantes años, tuvimos una viva discusión en un consejo
académico con un conocido politólogo, el Dr. José María Medrano, hoy
profesor emérito de la llamada Universidad Católica Argentina. Se trataba de
dar curso o de rechazar una solicitud presentada, después de una década, por
dos personas, un abogado y un coronel, para poder concluir sus estudios de
posgrado en ciencias políticas, respecto de los cuales les faltaba una mínima
parte. No aspiraban a un título de grado sino al diploma de estudios políticos
superiores.
El politólogo sostuvo que en ese lapso, los estudios de esas disciplinas
habían avanzado tanto, que los conocimientos de los requirentes eran
obsoletos, y debían empezar todo de nuevo.
Ante esta desmesura, lo destruimos con un argumento de comparación:
era un nuevo Robespierre, análogo al originario, quien llegó a sostener que la
Revolución Francesa en seis meses había generado acontecimientos más
importantes que toda la existencia humana anterior, desde Adán y Eva hasta
1789.
Y para rematar al soberbio engreído utilizamos el argumento a fortiori8
,
en su versión a minori ad maius: si a esos cursantes, después de diez años los
mandamos a estudiar todo el curso de nuevo, si se presenta Aristóteles,
después de más de veintitrés siglos, lo mandamos a primer grado inferior…
Lo que pasa es que Aristóteles discernía los grandes principios permanentes
de la política que es lo importante, aunque no conociera ni pudiera conocer
los pormenores ni las bobadas de la politología contemporánea… Por suerte,
en esos tiempos dorados, primaba en la Universidad Católica el buen sentido,
y por mayoría, Aristóteles, resultó aprobado…
IV.-
Pero además, Meinvielle se ocupó de las circunstancias políticas y
mostró con valor y criterio independiente, sin caer en opciones partidistas, la
vigencia de la doctrina social de la Iglesia y su importancia para orientar las
soluciones concretas. En su libro “Política Argentina 1949/1956”9
, y en
numerosos artículos aborda los grandes temas de la cultura, de la política, de
la sociedad, del Estado, de la economía, a partir de los problemas cotidianos,
encarnando en forma paradigmática la estampa de un hombre preocupado por
la añadidura, sin perder nunca de vista el reino de Dios y su justicia.