Según la doctrina católica, no está permitido hacer el mal con la intención de lograr un bien mayor. Este principio se basa en la enseñanza de que "el fin no justifica los medios".
La Iglesia Católica sostiene que las acciones deben ser moralmente buenas en sí mismas y no solo juzgadas por sus consecuencias. Este concepto se refleja en el Catecismo de la Iglesia Católica, que establece que no es lícito realizar un mal moral para obtener un bien, ya que cada acción debe respetar la dignidad humana y la ley moral.
El Catecismo de la Iglesia Católica aborda esta cuestión en el párrafo 1756, que dice:
"Es, pues, erróneo juzgar la moralidad de los actos humanos considerando solo la intención que los inspira o las circunstancias (el entorno, las presiones sociales o la coacción, etc.) que los acompañan. Hay actos que, por sí mismos e independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre gravemente ilícitos a causa de su objeto (por ejemplo, la blasfemia y el perjurio, el homicidio y el adulterio). No es lícito hacer el mal para obtener un bien."
Este párrafo subraya que ciertos actos son intrínsecamente malos (por ejemplo, el terrorismo o el genocidio) y no pueden ser justificados por ninguna circunstancia o intención supiestamente positiva.
CON RESPECTO A TODAS LAS GUERRAS ACTUALES Y PASADAS (NO IMPORTA QUIEN LAS LLEVE A CABO):
Podemos considerar que si no cumple con la.definicion de guerra justa, se cometería homicidio, y el homicidio según la doctrina católica es el acto de quitar intencionadamente la vida de una persona inocente. Este acto es considerado gravemente inmoral y un pecado grave porque viola el quinto mandamiento de la ley de Dios: "No matarás" (Éxodo 20:13).
El Catecismo de la Iglesia Católica en el párrafo 2268 explica:
"El quinto mandamiento prohíbe como gravemente pecaminoso el homicidio directo y voluntario. El homicida y los que cooperan voluntariamente en un homicidio cometen un pecado que clama venganza al cielo."
El Catecismo también aclara que el respeto a la vida humana es fundamental y que cualquier acción que intente destruir la vida de un ser humano inocente es moralmente inaceptable.