Sin el control y la censura impuesta por las autoridades de China, los medios chinos habrían informado a la ciudadanía mucho antes de la gravedad de epidemia de coronavirus, salvando así miles de vidas y evitando, quizás, la actual pandemia
La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) afirmó este martes que "sin el control y la censura impuesta por las autoridades de China, los medios chinos habrían informado a la ciudadanía mucho antes de la gravedad de epidemia de coronavirus, salvando así miles de vidas y evitando, quizás, la actual pandemia".
La ONG propone en su comunicado volver sobre los momentos en que por acción u omisión deliberada Pekín favoreció la expansión del COVID-19. Por empezar, RSF recuerda que "en un análisis publicado el 13 de marzo, los investigadores de la Universidad de Southampton sugieren que el número de casos de coronavirus en China podría haberse reducido un 86%, si las primeras medidas, que se tomaron el 20 de enero, se hubieran implementado dos semanas antes antes".
Entre otras cosas, Pekín obligó a la red social WeChat a suprimir palabras clave que aludían al coronavirus en momentos en que el gobierno informaba a la Organización Mundial de la Salud sobre la aparición de una neumonía de origen desconocido.
RSF apunta también al tiempo tardado por las autoridades a la hora de transmitir las informaciones sobre el nuevo virus y la importante cantidad de casos relacionados con el mercado de Wuhan.
"Si las autoridades no hubieran ocultado a los medios la existencia de un brote epidémico vinculado a un mercado muy popular, el público habría dejado de visitar este lugar mucho antes de su cierre oficial, el 1 de enero", señala RSF.
A esto se añade una cadena de responsables de salud que podrían haber alertado de la situación si no hubiese sido por la falta de libertad de expresión en China. Por ejemplo, el doctor Lu Xiaohong, jefe de gastroenterologia del Hospital de la ciudad de Wuhan N°5, podría desde el 25 de diciembre haber hecho públicas sus sospechas de que el virus podía transmitirse entre humanos, visto que trabajadores del sector médico habían sido infectados.
Prueba de que informar del peligro significaba exponerse a represalias del régimen, cinco días después el director del departamento de emergencias del Hospital Central de Wuhan, Ai Fen, junto a otro grupo de médicos emitieron una alerta sobre un “coronavirus similar al SARS”. El resultado, los profesionales fueron arrestados cuatro días después por difusión de “falsos rumores”. Entre los ocho detenidos figuraba el doctor Li Wenliagn, quien sucumbió a la exposición al coronavirus.
RSF denuncia asimismo el tiempo perdido en la búsqueda de la vacuna a partir de la censura a la divulgación de la secuencia del genoma del coronavirus a la comunidad científica, retrasando sus labores.
La censura china afectó entonces la capacidad del resto del planeta a enfrentar lo que se estaba convirtiendo en pandemia.
“Si los medios internacionales hubieran tenido acceso total a la información que tenían las autoridades chinas sobre la escala de la epidemia antes del 13 de enero, es probable que la comunidad internacional hubiera evaluado la crisis y la hubiera anticipado mejor, reduciendo el riesgo de que la epidemia se propagase fuera de China y, posiblemente, evitando su transformación en una pandemia”, concluye la ONG.