El Combate Cristiano (San Agustín) - Capítulo 8

Todo lo gobierna la divina Providencia



9. Pero, así como estas almas, con voluntad capaz de dañar y entendimiento para pensar, están ordenadas por la ley divina, para que nadie padezca injustamente, del mismo modo, todas las cosas, animales y corporales, cada una según su género y orden, están sometidas a la ley de la divina Providencia y son gobernadas por ella. Por eso dice el Señor: ¿No se venden dos pájaros por un as, y no cae en tierra uno de ellos sin la voluntad de vuestro Padre? 24 Pues esto lo dijo para mostrar que la omnipotencia divina gobierna incluso lo que los hombres consideran muy vil. Así, atestigua la Verdad que Dios alimenta las aves del cielo, viste a los lirios del campo y tiene incluso contados los cabellos de nuestra cabeza 25. Pero como Dios cuida, por sí mismo, de las puras almas racionales, ya se trate de los grandes y óptimos ángeles, ya de los hombres, que le sirven con toda su voluntad, y lo demás lo gobierna por medio de ellos, con toda verdad se pudo decir también lo del Apóstol: ¿acaso se cuida Dios de los bueyes? 26 En las santas Escrituras, Dios enseña a los hombres cómo han de comportarse con los otros hombres y servir al mismo Dios. Ya saben ellos, por sí mismos, cómo tratar a sus animales, esto es, cómo cuidar su salud, dada la experiencia, la pericia y la razón natural, unas dotes que han recibido de los grandes tesoros de su Creador. Así pues, el que pueda, entienda cómo Dios su Creador gobierna a todas sus criaturas por medio de las almas santas, que son sus ministros en el cielo y en la tierra. Esas almas santas fueron hechas por Él y mantienen el primado de todas sus criaturas. El que pueda, pues, entender, entienda y entre en el gozo de su Señor 27.