EL IMPERIALISMO INTERNACIONAL DEL DINERO


El concepto de "imperialismo internacional del dinero" fue utilizado por el Papa Pío XI en la encíclica Quadragesimo Anno (1931), donde criticó el dominio que el capital financiero había adquirido sobre las naciones y las personas. 

Esta encíclica, que se escribió en el contexto de la Gran Depresión y de las crecientes tensiones sociales en el mundo, denuncia el control que el gran capital, sobre todo el internacional, ejercía sobre las economías y las políticas de los países, lo que llevaba a la explotación y a la desigualdad.

Pío XI señala que:

El dinero y el capital se habían convertido en un fin en sí mismos, dominando la economía y subordinando el trabajo y la producción a sus intereses.

Se denuncia la concentración de poder económico en manos de unos pocos, lo que generaba opresión y control sobre las naciones y sus ciudadanos.

Se propone como alternativa la reorganización social y económica, basada en principios de justicia social (la verdadera, no la peronista) donde el capital y el trabajo cooperen de manera justa y equitativa.

Este término se usa para criticar el sistema económico capitalista que, según la doctrina católica, podía caer en la idolatría del dinero y en el control financiero a nivel global, perjudicando a las personas, en especial a los más débiles y pobres.

Otra encíclica relacionada con este tema es Populorum Progressio (1967) del Papa Pablo VI, donde también se critican las estructuras económicas y políticas que generan opresión y desigualdad en el contexto del desarrollo de los pueblos.

Ambas encíclicas abogan por una economía que esté al servicio del bien común y de la dignidad humana, en lugar de estar dominada por el "imperialismo del dinero".